Una ola de siete colores que este año gritó "LEY TRANS YA!".

El pasado viernes se hicieron presentes más de 100 mil personas en la calle 18 de julio, que desde la plaza independencia hasta la explanada de la UdelaR marcharon celebrando la diversidad.

Azira Fotografía. 
Pasando por consignas como "La vida debería ser AMAR-I-LLA", "En cada beso una revolución" y "La diversidad es lucha y resistencia", la Marcha por la Diversidad se pintó de alegría, invitando a toda la población a construir un mundo sin discriminación, jerarquías ni injusticias.
La previa comenzó el día jueves y se extendió hasta el viernes, con espectáculos musicales y una feria en la plaza independencia.                                                                                      
En ella hubo decenas de locales con coloridas artesanías y un gran stand en el cual estaban ubicadas las últimas planillas para firmar por la ley integral para las personas trans.

Azira Fotografía. 
Pero hubo un color que sobresalió del resto, un color que estaba en pañuelos, remeras, gorros y carteles; el amarillo de la defensa de la ley trans; que vela por los derechos con respecto a la salud, el trabajo y la vivienda de esta parte de la sociedad. La leyenda “Nuestro derecho a ser es urgente” estaba escrita en los miles de pañuelos que desfilaron por 18 de julio. 
A pesar de esta “fiebre amarilla”, los jóvenes no olvidaron al resto de la comunidad LGBT. 
“Nuestro hijo es hetero pero igual lo amamos” rezaba un cartel levantado por una pareja de padres; “Mamá, adiviná qué” decía otro que portaba una chica de unos 20 años.
Al ritmo de la canción “A quién le importa” de Thalía se podía ver a la multitud que marchaba saltando y a los que sin desfilar se asomaron al balcón aplaudiendo, todos por un mismo fin, celebrar la diversidad, que un año más hizo ruido en la capital del país.




De Agustina Lacava para Ah re!
Editado por Juan Terrasa




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